Charcos de luna y arco iris




 
Acurrucada en mi cuerpo se protege el alma de todo aquello que dolerle quiere. ¡Infeliz! No sabe que soy yo, su dueño, quien más daño puede hacerle. Hay momentos en que otros brazos la cuidan, otros labios la llaman y se amamantan de ella, otra voz explora, con las mismas palabras, su sentir, otra risa enciende su mecha y estalla en mil colores, mientras los cuervos de la memoria vuelan sobre otros horizontes persiguiendo el arco iris de lo que no pudo ser.

A la que me descuido, ya está brincando como loca al son del latir de otro corazón y me pregunto si seré capaz de contenerla. Ocasiones no me faltan para pensar que es más grande que yo mismo ni para creer que la dejé nadando en un charco de lluvia de la madrugada, sacándole los colores a la luna, traviesa de alegrías y esperanza.

Jto

¿Vencido?



-“¿Qué quieres que haga yo?”. Pregunto angustiado a mi demonio que menea su cornuda cabeza, envuelto en la frialdad del desdén. Sé que me aprecia, sin embargo, pues no me ha abandonado nunca al letargo ni ha dejado un momento de pisotear mi famélica alma. –“Vive”. –contesta sonriendo sabio. Le doy vueltas a mi dolor y a su respuesta como a un trapo que hay que secar. Tiendo mi corazón en las cuerdas del olvido, sujeto por las patas del ave del fracaso y le digo que no volveré a recogerlo, que así no me dolerá más. Sonríe mi demonio de nuevo. Se regocija en mi sufrir y disfruta de mis continuas caídas en el pecado y el desconsuelo pues sabe que no tardaré en volver a buscarlo. – “No hay beso sin labios ni amor sin dolor”. –Pronuncia sarcástico mi demonio, mi ángel de la guarda, el que no me abandonará jamás y al que estaré eternamente agradecido. Traté de ahogarlo en alcohol, de asfixiarlo con el humo de mil cigarros, de ensordecerlo en decenas de conciertos, de abrumarlo con mis pocas alegrías y mis muchas estupideces  y, sin embargo, continúa a mi lado, impertérrito, inamovible, impasible pues me sabe su víctima y su razón de existir. “Asterión”- llamo, pues así se llama –“he quedado con mi pasado al borde del acantilado para ver quien tiene más huevos”. –“Te vencerá. No sois más que pasado, un presente que no sabéis vivir y un futuro que no conocéis” –responde.


Jto